viernes, 14 de noviembre de 2008

aguantando al taquero.



Obra seleccionada para representar a Yucatán en la Muestra Nacional de Teatro 2006 en Pachuca Hidalgo. 

sobre esta obra escrita por Miguel Angel Canto y dirigida por José Ramón Enríquez 

viernes, 18 de enero de 2008

Pícaros, adolescentes y complicidad



Presentan El patio de Monipodio en la Universidad Modelo
Joaquín Peón Iñiguez

Mérida, 15 de diciembre de 2007.

Fue un experimento. No se me ocurre otra forma de nombrarlo. El miércoles 12 de diciembre del 2007, se presentó en el Auditorio de la Universidad Modelo. La adaptación de la novela picaresca, El patio de MonipodioRinconete y Cortadillo (de Miguel de Cervantes Saavedra), a cargo del prestigiado dramaturgo José Ramón Enriquez, salió triunfante ante un público que se presentaba como auténtico desafío. ¿Quiénes lo componían? Mayormente estudiantes de preparatoria que, a unos días de salir a vacaciones, se encontraban como leones enjaulados. No lo sé de cierto, pero supongo que muchos de ellos estaban ahí por obligación. Dudo que Cervantes se haya puesto de moda espontáneamente.

El arranque me puso los nervios de punta. Un grupo de encapuchados apareció en el escenario en medio de escandalosos chiflidos, gritos, y “buuuus”. Mientras tanto, Paco Marín, el director de la puesta en escena, observaba sigilosamente desde la cabina de sonido, y cuando Maniferro, interpretado por Pablo Herrero, salió a hacer una breve introducción del contexto en que se sitúa la obra, yo estaba a punto de ahorcar a una parejita de pubertos chismosos sentados a mi lado. Volteaba a ver a José Ramón, francamente apenado, pero él mantenía la calma de forma sospechosa. El tiempo terminó por darle la razón. A los pocos minutos de haber empezado, Maniferro había capturado la atención del auditorio, repentinamente hundido en atento silencio.

Pronto hicieron su entrada los protagonistas, Rinconete (Oswaldo Ferrero) y, Cortadillo (Ulises Vargas). Ambos se introducen como pícaros; el primero, hábil en “la ciencia de las cartas”, el segundo, como un ladrón virtuoso. Cuentan brevemente sus vidas, abarcan todo el escenario con una danza sigilosa; carácter juguetón, llenos de malicia. Quieren sobresalir en una sociedad que los ha condenado. Al poco tiempo, los espectadores nos sentimos identificados con ellos, quizás recordando las travesuras de la infancia, quizás fantaseando con ellas.

Después de robarle a un perverso adulto que quiso pasarse de listo (uno de los muchos papeles interpretados por Fernando de Regil) al hurtar de forma increíble el bolsillo de un párroco, el entonces narrador, Maniferro, rompe una barrera invisible y se le presenta a los niños. Les cuenta de unos mafiosos que podrían llevar sus ganancias a niveles estratosféricos. Los pícaros, con cierta desconfianza, deciden acompañarlo.

Justo cuando algunos preparatorianos empezaban a desconcentrarse, irrumpió en la escena el siempre preciso Roberto Franco, interpretando a Monipodio, el líder de la tropa, el más mañoso del montón. El público revivió de golpe. Paralelamente toman su lugar dos nuevos personajes, Gananciosa (Susan Tax) y Pipota (Mabel Vásquez). El ambiente se torna festivo entre bailes, música, porras, pan y, vino. ¿Qué más se puede pedir? La cofradía está lista. Así se trate de la mafia, narcos o pícaros, a todos nos encanta una historia bien contada sobre el mundo del crimen. Entre los espectadores se respira un sentimiento de complicidad.

La obra concluye antes que la novela. No alcanzamos a conocer el desenlace que Cervantes propone. Por fortuna, algunos jóvenes se levantan de sus asientos sintiendo que asistieron al teatro más por gusto que por obligación, y que Miguel de Cervantes no es tan aburrido después de todo. La pareja Enríquez-Marín es garantía de teatro de primer nivel. Los pícaros estuvieron a la altura. Yo presento examen de literatura renacentista al día siguiente, la novela picaresca es un tema central, todo encaja. Me encanta el teatro, regreso alegre a mi hogar. Si el último examen del año no hubiera sido al día siguiente, quizás me hubiera animado a robarle a uno de esos párrocos distraídos que se pasean por el norte de la ciudad…

Fuente: www.unasletras.com/v2/articulo/artes-escenicas_10/Picaros-adolescentes-y-complicidad_544/

miércoles, 16 de enero de 2008

Opiniones y criticas sobre la obra Tres Deseos, pero ningun tranvia



Esta fue la primera nota que se escribió sobre la obra "Tres Deseos, pero ningún Tranvía".

TRES DESEOS, PERO NINGUN TRANVIA.



Autor y Director José Ramón Enríquez

Actores Fernando de Regil, Laura Zubieta, Pablo Herrero

Diseño gráfico Laura Sánchez y Jorge Carlos Cortazar, Martha Gonzalez

Duración 60 minutos

Sinopsis
Un maestro de literatura, que debió abandonar su escuela y su ciudad por haber sido acusado de una relación homosexual con un alumno, llega a vivir a casa de su hermana, y debe enfrentar a su cuñado quien lo rechaza por su preferencia sexual. La obra pretende ser una relectura de Tennessee Williams.


Programa de mano


Un tranvía llamado deseo es no sólo un clásico del teatro contemporáneo sino también un punto de referencia para el imaginario colectivo. Por eso es obligación nuestra dialogar con la obra y con su autor desde el aquí y ahora que nos toca vivir.

Mucho más cuando la discusión sobre el sexo original de Blanche Dubois se dio desde hace mucho tiempo e inclusive Tennessee Williams intervino en ella.

En sus últimos años, Williams aceptó que tal vez un maestro de escuela homosexual y alcohólico había sido su modelo original, pero puntualizó bien que, ya en el desarrollo de la obra, Blanche había tomado la feminidad que todos conocemos y que sería una traición montarla de otra forma. Habría que escribir otra obra, pensaba Williams.

Hoy hemos decidido caminar por esa ruta y, desde el siglo XXI, en Mérida, dialogar con los deseos de Tennessee y encontrar nuevas voces, aunque ya no existan los tranvías.

Sobre todo para recuperar la dignidad que a mujeres y a homosexuales ha sido negada durante tantos siglos.

Tres Deseos, pero ningun tranvia





Laura Zubieta, Pablo Herrero y Fernando de Regil.

lunes, 14 de enero de 2008

Opiniones y criticas sobre la obra El Patio de Monipodio


El patio de Monipodio

miércoles, 04 de abril de 2007
Por: Ricardo E. Tatto



Otro domingo más en el que la cartelera cultural lucía atractiva. Por dos razones: la reapertura del teatro Daniel Ayala Pérez con la obra DeSazón de Víctor Hugo Rascón Banda, y el estreno de El patio de Monipodio, con dramaturgia de José Ramón Enríquez.

La primera, dirigida por José Caballero, comenzaba a las 7:00 P.M.; la segunda, dirigida por Paco Marín, iniciaba a las 8.30 P.M. en la Casa de la Cultura del Mayab. ¿Por qué hacen eso? Ambas producciones son del ICY, ¿acaso no podrían coordinarse para no superponer una a la otra? Habemos algunos obsesivos-compulsivos que en afán de apreciar todo lo que esta ciudad tiene que ofrecer en materia cultural nos devanamos semanalmente en planear la manera de saltar de unos itinerarios y eventos a otros, con diversos resultados. 
En fin, al retrasarme entre una y otra obra, acabé golpeando a la puerta de la Casa de la Cultura, hasta que una señora y su hija se me unieron. Nos dejaron pasar.
-Entren sin hacer ruido. Ya no hay asientos, así que si gustan estar de pie, ¡adelante!-nos dijo la persona que nos abrió. ¡Qué suerte! Un lugar en el centro y en primera fila, sólo que en el suelo. Todo estaba lleno. Sin embargo, el sitio que encontré era inmejorable.
Maniferro (Pablo Herrero) les hacía una introducción a los espectadores de la breve y cómica historia de dos jóvenes pícaros: Rinconete (Oswaldo Ferrer) y Cortadillo (Ulises Vargas).
Esta dramaturgia de José Ramón Enríquez es una adaptación de la novela ejemplar de Miguel de Cervantes Saavedra, con el mismo nombre de los dos pillos: Rinconete y Cortadillo. La trama es sencilla: ambos ladronzuelos se encuentran en las callejuelas desfalcando a propios y extraños, cada uno en su propio estilo, ya que Rinconete domina la suerte de los naipes, con su mazo de cartas marcadas, y Cortadillo -hijo de un sastre-, con veloces juegos de manos y tijeretazos despoja a los incautos de sus pertenencias. Los dos al reconocerse hermanos de oficio, deciden unir fuerzas para llevar a cabo sus triquiñuelas.
Pero el sagaz Maniferro los observa y, al notar sus habilidades, decide cooptarlos para que se unan a la cofradía del señor Monipodio, amo de los ladrones. De un salto ya se encuentran en el patio de dicho señor, quien hace su entrada de manera misteriosa y con el rostro cubierto por una capucha. No obstante, Monipodio (Roberto Franco) pronto se revela como algo más que el simple anciano que intenta aparentar.
Al darles la bienvenida a la cofradía de ladrones, hacen su aparición dos féminas del gremio: La Gananciosa (Susan Tax) y Pipota (Mabel Vásquez). La primera, bella y malévola encantadora, es la favorita del señor Monipodio. La segunda es una anciana suspicaz y adepta a las bebidas espirituosas. Todos estos integrantes de la hermandad de ladrones se reúnen a devorar unas viandas y anotar en un libro los resultados de sus usufructos.
Entretanto, el alguacil (Fernando de Regil) que al parecer tiene tratos con Monipodio, denuncia que el diezmo le ha sido robado al capellán, para que finalmente le sea devuelto por Cortadillo el Bueno, que no tiene más remedio que entregar el botín por el bien de la cofradía.
Todo se resuelve, y el Repolido (también Fernando de Regil), amante de la Gananciosa, regresa a pedir perdón, ya que en un arranque de furia, le deja unos cardenales marcados en el cuerpo. Pero oportunamente, Pipota vaticina que él iba a regresar suplicando por amor. La Gananciosa debe reconocer su afinidad con el que la ha maltratado y finalmente lo acepta en medio del baile y la algarabía general de los ladrones.
Maniferro nos manifiesta al final que éste es sólo el inicio de las aventuras de la dupla de ladronzuelos conformada por Rinconete y Cortadillo, quienes encuentran su símil en los niños de la calle que tienen que subsistir con todo tipo de argucias en un mundo vertiginoso que los ha olvidado.
Como vemos, lo que Cervantes quiso transmitir a través de la picaresca tiene mucho de contenido social, y el tema es sin duda más actual que nunca. La dirección de Paco Marín fue acertada, y la dramaturgia de Enríquez inmejorable, ya que sin duda el público se divirtió, riéndose tanto de los diálogos como de la comedia física desplegada alrededor del atrio de la Casa de la Cultura.
La obra se seguirá presentando todos los domingos a las 8.30 P.M., en una temporada que durará hasta junio. La entrada es libre.

Fuente: sementalitaliano.blogspot.com/2007/05/el-patio-de-monipodio_19.html y Periodico Por Esto Sección Cultura.

viernes, 11 de enero de 2008

El Patio de Monipodio



Versión de José Ramón Enríquez a la novela ejemplar
de Miguel de Cervantes “Rinconete y Cortadillo” 
Director: Francisco Marín
Se estreno el 1º de abril del 2007 en el patio central de la Casa de la Cultura del Mayab.

La tradición del pícaro en nuestra lengua es casi tan antigua como la lengua misma. Y si cruzó el océano para echar raíces en estas tierras fue porque los pícaros son “niños de la calle” que, hoy como hace siglos, buscan encontrarse un pedazo de tortilla o algún trozo de pan para calmar el hambre. 

Los pícaros son víctimas de la injusticia e hijos del ingenio popular. Testigos graciosos y críticos mordaces. Parte ineludible de la historia nuestra. 

Miguel de Cervantes es uno de los grandes creadores literarios de pícaros. Sus novelas y su teatro están llenos de esas vidas. La obra que hoy ofrecemos es una versión teatral de la novela que Cervantes dedicó a dos pícaros inolvidables, Rinconete y Cortadillo. 

Queremos dedicarla tanto al genio de Cervantes como a todos los Rinconetes y Cortadillos de hoy que se las ingenian para sobrevivir en un mundo injusto. Los acompañamos con nuestras sonrisas porque los llevamos muy adentro de nuestros corazones.



Es una Coproducción ICY, INBA y Teatro hacia el Margen A.C.
Actúan:

Pablo Herrero,
Oswaldo Ferrer,
Ulises Vargas,
Fernando de Regil,
Mabel Váquez,
Susan Tax,
y Roberto Franco